lunes, 30 de mayo de 2011

Entendiendo a nuestra sociedad desde el Metropolitano

¿Quién no ha viajado en el Metropolitano alguna vez? Quizás sean pocas las personas que aún no han subido a este moderno sistema de transporte masivo y popular en el Perú. Estoy seguro que estas personas, cuando decidan usar este servicio se encontrarán (es lo más probable) con una ingrata situación al momento de abordar el Metropolitano, es más, producto de ciertos comportamientos de algunos usuarios.
Para mi es curioso darme cuenta de que el comportamiento de las personas que usan el servicio de transporte expresa en su sencillez el comportamiento general de toda una nación.
¿A qué comportamiento me refiero? Me refiero precisamente a los comportamientos y actitudes de jóvenes, adultos y hasta de niños al momento de abordar el Metropolitano. Pero, ¿Qué sucede?
La respuesta la explicare enseguida, pero considero que no serviría de nada continuar sin antes mencionar que observar el comportamiento de los pasajeros del Metropolitano puede ayudarnos a identificar y describir un poco como es nuestra sociedad. El Metropolitano puede ser considerado como un observatorio y convertirse en una herramienta muy importante para las Ciencias Sociales de manera tal que le permita identificar similitudes con nuestra sociedad y poder así, explicar la realidad política, social, económica y hasta cultural de nuestra nación.
Estar en el Metropolitano nos permite entender qué fácil es para las personas vulnerar el orden establecido y faltar a la ley. Por ejemplo, en cada parada de las estaciones del Metropolitano los pasajeros bajan y suben del bus, pero lamentablemente las colas en ese momento se pierden porque sube quien puede y como puede; sin importar quien llego primero. Esta realidad la asocio con los transeúntes o conductores que no hacen caso a las señales de tránsito o infringen las normas establecidas respectivamente. Algo parecido sucede en algunas colas de instituciones públicas donde la “cola” cuesta s/. 1.00.
Estar en el Metropolitano nos permite darnos cuenta que aún impera la ley del más “vivo”, del “astuto” o del “criollo” que busca obtener un beneficio acosta de otro. Observamos como los ciudadanos utilizan los ascensores exclusivos para personas con discapacidad, aludiendo que estaban apurados o que estaban cansados por el día agotador; argumentos que pueden ser ciertos. pero que no justifican su accionar. Esta realidad la asocio con la corrupción de nuestro país, este mal endémico que vive dentro del Sistema del Estado Peruano y que se evidencia en el político, funcionario o  empresario que busca ganar, siendo consciente de que su acto es ilegal.
Estar en el Metropolitano nos permite ver la debilidad psicológica del ciudadano movido por sentimientos que lo llevan a un estado igual o peor del que ya se encontraba, como por ejemplo el hecho de correr de una estación a otra con la idea de alcanzar un espacio para poder entrar al Bus del Metropolitano. Quizás esta situación se puede comparar con algunos jóvenes que inician su rol protagónico dentro de la sociedad desde los diversos sectores o espacios de la sociedad. En muchos casos, los jóvenes trabajan porque necesitan dinero para solventar sus necesidades y la de su familia; sin embargo, pueden malgastar su dinero en necesidades superfluas. De seguro con el tiempo esta acción puede llevarlos al arrepentimiento. Otro caso similar sucede cuando un joven ingresa y estudia con poco esfuerzo una carrera profesional en una universidad, y luego, después de 5 años o algo más, ¡arrepentidos! tan solo les queda lamentar el tiempo perdido.
Viajar en el Metropolitano es sin duda ver como una pequeña población del Perú puede compararse con la realidad social negativa de nuestro país. Está claro que no toda la sociedad infringe la ley, ni que todos los jóvenes estudian por compromiso, no saben lo que estudian o simplemente no estudian; también está claro que no todo ciudadano es corrupto; por eso entendemos que no todo lo que sucede en el Metropolitano es desalentador, tan solo que evidencia en las personas su formación como ser humano, los valores que poseen y los compromisos que tienen con su entorno social.

1 comentario:

wallace02 dijo...

Es Cierto que en el metropolitano puedes visualizar mucho la idiosincracia popular del peruano, sin relacionarlo con otros temas, creo mas que es una simple expresion de facilismo, por la criollada y sobretodo por la falta del respecto por los demas; colarse, empuajrse o entrar cuando el bus no da mas, es un sinonimo de "criollada"; sin embargo cuando no es uno el que realiza el acto se siente molesto por tal accion imprudente; entonces, no debeira la gente comenzar por actuar como le gustaria que actuen los demas, para mi ese siempre a sido un buen punto de partida, oajala mas pudieran empezar a pensar asi.